La reforma constitucional en un proceso de liberación

El Gallego Fernández*, referente del Movimiento de Liberación Carlos Mugica, interpela a que las fuerzas políticas que asumen la voluntad de expresar los intereses de las grandes mayorías, desde visiones liberadoras, promuevan un escenario Constituyente asentado sobre garantías sociales y económicas para nuestro pueblo, más allá de la cuestión de la reelección.



La reforma constitucional es un tema recurrente en los medios masivos de comunicación antagónicos al gobierno; otorgándole un carácter permanente en la agenda política, y una recurrente interpelación sobre él, a los liderazgos más notorios del FPV.

Un coro integrado por especialistas y representantes del más rancio conservadurismo, se encargan de comunicarnos que la Constitución tiene un estado cuasi-atemporal, y que no puede someterse a la voluntad de los pueblos, por razones de coyuntura política, calificando el intento de modificarla como actitud oportunista derivada de mayorías circunstanciales.

Tampoco pierden oportunidad de indicarle a los sectores dominantes, el enorme peligro que representa esta iniciativa, al abrir la posibilidad de modificar el contenido “doctrinario” y no sólo habilitar la posibilidad reeleccionista.

Esta insistencia, no deja de ser contradictoria con la coincidencia generalizada, de que todos los sondeos de opinión, indican un alto grado de indiferencia por parte de la sociedad. Tanta insistencia sobre el tema, tiene como único objetivo mostrar un escenario dicotómico entre la presidenta y Scioli; donde la opinión negativa en la sociedad hacia una reforma, desemboque en la consolidación del liderazgo de Scioli.

Se puede observar que las iniciativas de varias expresiones del FPV, para alcanzar una reforma constitucional no han traspasado los ámbitos académicos, más allá de las figuras que pueden darle relevancia, es llamativo el grado de amplificación alcanzado en los medios que se oponen a la reforma; con idéntica magnitud se comunican las opiniones favorables de los dirigentes más visibles del FPV.
Es hora de que las fuerzas políticas que asumen la voluntad de expresar los intereses de las grandes mayorías, desde visiones liberadoras, promuevan un escenario Constituyente; sometiendo a la voluntad del pueblo una estructura jurídica que modifique las garantías consagradas para los sectores dominantes en la Constitución Vigente.

Sería un error que la izquierda o el llamado progresismo, observe como trascendente la cuestión re-eleccionaria, o que un liderazgo promovido por derecha dentro del FPV, amplia el margen de maniobra en la construcción de consensos alternativos.

El paradigma liberal de la alternancia, descalifica los liderazgos reconocidos por nuestro pueblo y birla la voluntad popular; el mecanismo apropiado, para superar los liderazgos del FPV, no es la disrupción en el liderazgo de un proceso; por el contario es la irrupción de nuevos liderazgos en síntesis políticas superadoras en términos dialécticos, sean estos del FPV o de otras fuerzas que se orientan por objetivos similares.
Es imprescindible un escenario constituyente, que sintetice el hartazgo hacia las minorías dominantes y la injerencia externa, cuestiones expresadas en los niveles de conciencia y politización, que ha alcanzado nuestro pueblo. La ruptura política del 2001, el no al ALCA y la no injerencia del FMI, deben plasmarse en una nueva Constitución.

La crisis estructural del capitalismo nos brinda nuevos paradigmas, para pensar un Estado con plena intervención sobre la estructura económica, desde una planificación destinada a garantizar los grados de libertad y las demandas populares. Explicitar los derechos sociales y la reproducción de la vida, desde un orden jerárquico inalienable y un deber del estado para garantizarlos.

Necesitamos pensar un nuevo vínculo entre la sociedad y el estado, que fortalezca la voluntad colectiva, nutra de substancia a la formalidad de la democracia liberal y de protagonismo popular, las decisiones en el estado.

En este escenario, quienes integramos el FPV, como aquellos que pertenecen a expresiones políticas alternativas, debemos reconocernos en los objetivos comunes y a partir de ello, construir una épica sobre la autodeterminación popular, que le arrebate a los sectores dominantes los privilegios que hoy poseen bajo el rotulo de garantías constitucionales; desde estas premisas podemos expresar todas y cada una de las diferencias existentes, sin afectar los intereses de nuestro pueblo.

Los niveles de conciencia en nuestro pueblo, nos permiten ampliamente cuestionar un Constitución, que garantiza las cosas sobre la vida, donde la acumulación de riqueza no tiene limites y la propiedad es jerarquizada y desvinculada del orden social que materializa. Es imposible construir una suciedad con justicia social, si la riqueza no se reconoce como producto del trabajo colectivo y la asignación de recursos como una tarea indelegable del estado sobre el mercado.

Es el momento de obturar la rapiña extractiva de las corporaciones, el monocultivo y las inversiones externas que no sean funcionales a las necesidades de nuestro pueblo, recuperar el control sobre la capacidad científico-tecnológica que manejamos en nuestra formación nacional y desplegar los desarrollos que brinden condiciones de igualdad a todos los argentinos.

Las expresiones políticas de los sectores dominantes encontraron en el Pacto de Olivos, la forma de perfeccionar el saqueo y la humillación de nuestro pueblo; desarrollaron un escenario constituyente sobre la derrota del 76. Sería vergonzoso, para quienes aspiramos a expresar los intereses de las grandes mayorías, hacernos los distraídos frente al cambio de época, y rebajar el debate a la intrascendencia que propone la minoría oligárquica.

*El Gallego Fernández es Economista