El capo en seguridad del fútbol de Brasil y autor del Estatuto del Torcedor, Paulo Castilho, vino al País. “Para terminar con la violencia, el Estado debe hacerse cargo y ejercer tolerancia cero”, dijo.
Con el Mundial 2014 en la mira, Brasil está tratando de hacer las cosas lo mejor posible para que en sus estadios no haya incidentes durante el transcurso de la Copa. En ese marco, estuvo en el país Paulo Castilho, ex fiscal en San Pablo y el hombre contra la violencia en el fútbol del Ministerio de Deportes de Brasil, autor del Estatuto del Torcedor, la ley que otorga los derechos y las obligaciones de los hinchas.
En una disertación en el marco de la jornada contra la violencia en el fútbol organizada en el Congreso, Castilho dejó claro cuál es la fórmula para trabajar sobre este flagelo. “Hicimos una legislación moderna e impulsamos una policía específica que infiltre las torcidas e intervenga teléfonos para prevenir incidentes. Y creamos juzgados especiales para delitos deportivos.
Así al infractor se lo juzga rápidamente y además de la pena por su conducta, se le impone la prohibición de concurrencia a los estadios que arranca en tres años. En Brasil tenemos 100 Torcidas integradas por unas 500.000 personas y aún así pudimos reducir los incidentes dentro de los estadios a un porcentaje mínimo. En mi país también se decía, como en la Argentina, que el problema no tenía solución, porque el hincha en masa se transforma en violento.
Pero el Estado se hizo cargo del tema y disciplinó el espectáculo público”, afirmó. Según Castilho, se prohibió que los clubes aporten cotillón y entradas a sus Torcidas y dejaron en evidencia la relación de los violentos con concejales y diputados. “El problema era grave y el Estado intervino en su conjunto, sin diferencias entre Gobierno y oposición. Y ahora el fútbol es un espectáculo mucho más seguro”, cerró.
Acá esta la hinchada
Acá esta la hinchada